EL ROSTRO MAYA, LA ROSA, EL PRINCIPITO Y EL METAL.
Monument en hommage à Antoine de Saint-Exupéry (Square Pierre-de-Gaulle, Paris 7è)
• Médaillon élaboré par Consuelo de Saint-Exupéry, artiste salvadorienne •
• Sculpture en acier d’Ahtzic Silis, artiste salvadorien •
Interview en espagnol pour le Magazine Moldeo y Fundición, organe de communication
de la Société Mexicaine des Fonderies.
Par Abraham Padilla.
Comparto esta entrevista realizada por Abraham Padilla para la Revista Moldeo y Fundición, órgano de comunicación de la Sociedad Mexicana de Fundidores. Se trata de una conversación sobre mi participación en la creación y realización del Monumento a Antoine de Saint-Exupéry situado en París, partiendo de los factores técnicos hacia los detalles artísticos.
El proyecto de Abraham es integrar una sección cultural en la revista a partir del 2019. Esta es la primera de una serie de entrevistas a artistas, destinadas a sensibilizar y concientizar al sector industrial del metal mexicano, sobre la importancia de la cultura, buscando ampliar sus perspectiva más allá de la técnica y los números, a fin de que se acerquen al arte a través de lo que ellos conocen: LOS METALES.
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El rostro maya, la Rosa, El Principito, y el metal:
Monumento en Homenaje a Antoine de Saint-Exupéry.
Por Abraham Padilla, “El Burro Que Escribe”.
Ahtzic Silis (Usulután, República de El Salvador, 1972) es un destacadísimo Artista plástico, cuyo campo de trabajo, desde el Diseño hasta la Escultura, pasando por la Fotografía, lo han llevado a exponer su obra en Francia, Italia, Canadá, Estados Unidos, Cuba y, por supuesto, su país natal, El Salvador. En 2013 desveló el Monumento en Homenaje a Antoine de Saint-Exupéry (autor del libro “El Principito”) en París, Francia. En entrevista exclusiva para la revista Moldeo y Fundición, Ahtzic Silis habla de esta obra en la que se conjugan los mundos del Arte, de la Literatura y del Metal, teniendo como trasfondo la cosmogonía maya.
“… Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos…”.
“El Principito”.
Antoine de Saint-Exupéry.
“… Es en el núcleo de su lenguaje gráfico que Ahtzic Silis traza toda la sabiduría que necesita como artista, para sondear la invisibilidad de las masas y comprender sus ilusiones, obteniendo así el desencadenamiento de ideas y formas que se traduce en cada una de sus piezas. De allí, la interpretación del mundo y los símbolos que intenta comunicar. Si el hierro puede parecer frío y rígido, una vez trabajado por Ahtzic Silis, adquiere formas y se convierte en aire, llamas, encaje, volutas. El escultor-herrero le presta vida, le da un alma. Se vuelve algo vivo, la herrumbre lo calienta, le aporta colores y nueva textura hasta que el Artista decide que así es, que así será. Cada obra tiene su vida propia más allá de la que cada uno de nosotros pueda prestarle. Basta entonces con dejarse mecer por su silencio...”
Pascal Amey, periodista.
Revista Moldeo y Fundición (MyF): Cuéntenos del Monumento en Homenaje a Antoine de Saint-Exupéry.
Ahtzic Silis (AS): Mide aproximadamente 2.5 m de altura, por 1.4 m de ancho, por 0.8 m de grueso; está colocado en 2 Place du Président-Mithouard, 7° distrito de París, exactamente en un jardín del "Square Pierre-de-Gaulle", a un costado de la iglesia Saint François-Xavier. La sucesión Consuelo de Saint Exupéry hizo la donación del medallón en bronce elaborado por Consuelo de Saint Exupéry, para ser ubicado en el barrio en el que ambos vivieron. Desde 1936, ella y su esposo Antoine ocuparon un apartamento en la Place Vauban; y desde 1940 hasta 1979, ella vivió en el 24 de la Rue Barbet de Jouy.
MyF: ¿Qué materiales utilizó usted para realizar esta estela?
AS: Placas de acero provenientes de una antigua fábrica abandonada de camiones Renault en Lyon, varilla de hierro industrial y pasta de vidrio. Estos materiales corresponden a mi especialidad técnica. Todo es hierro forjado en frío y soldadura.
MyF: Por supuesto sin buscar que nos revele secretos profesionales, ¿nos podría hablar de algún truco técnico en cuanto al manejo de los materiales durante el proceso de realización?
AS: No es un truco, pero personalmente prefiero el aspecto del hierro corroído en lugar del aspecto brillante-nuevo. Una vez terminada la pieza, los acabados estéticos de corrosión fueron logrados con ácidos, pigmentos, arena y agua.
MyF: Dado que se trata de una obra colocada en un espacio público, a la intemperie, ¿qué tratamientos le ha dado técnicamente para su conservación y preservación?
AS: La pieza tiene un aspecto natural de corrosión, por lo que cada cuatro años me ocupo de aplicarle un anticorrosivo que no se craquela, que mantiene el aspecto deseado y protege la pieza del clima. En Francia existen cuatro estaciones que determinan bastantes factores técnicos, además del problema de las normas de seguridad obligatorias y estrictas cuando se trabaja en espacios públicos.
“…Quizás una de las mayores tragedias en la literatura es creer que "El principito" es un libro exclusivamente para niños. Para comprender su verdadera esencia, quizás hay que saber que su autor, Antoine de Saint-Exupéry, antes de escribirlo, ya había quebrado una empresa, tras lo cual pasó a una vida periodística (lo que en la época se entendía como un retroceso personal); que era piloto aviador que sobrevivió a un accidente aéreo en el desierto, que perteneció a la masonería, que tuvo un apasionado y tormentoso matrimonio con una millonaria latinoamericana divorciada dos veces, que combatió contra Hitler cuando éste invadió Francia, que luego de perder la guerra huyó de su país; y que en el extranjero, vencido, exiliado, pobre, y enfermo, una de sus amigas, para que le sirviese de terapia, le encargó que escribiese un libro para niños que él, además de escribir, ilustró: 'El Principito'…”.
Abraham Padilla, “El Burro Que Escribe”.
MyF: ¿Podría, por favor, describirnos su obra?
AS: Es un rostro maya, mi rostro, sosteniendo a la Rosa, Consuelo, quien sostiene a su amante, Antoine. De alguna manera, Consuelo es la guardiana de la memoria del padre de El Principito, con el medallón le da otra forma infinita a su obra llena de recuerdos y expectativas. Yo solamente asumí el reto de la duración en el tiempo, de la perennidad deseada por Consuelo en este homenaje a su marido. Opté por trabajar con materiales nobles utilizando el hierro lo más cerca posible de su estado bruto, con bloques que desafían las estaciones con su rudeza. Los detalles de esta obra son un recordatorio poético a la mujer que da testimonio e inspira: de esa inspiración renace la Rosa, con reflejos cristalinos, entre el verde imaginado y el barroco de sus orígenes. Ella regresa de las profundidades de la tierra, del inframundo, del corazón de un volcán, dispuesta a apoyar de nuevo al escritor, como lo hizo en vida a pesar de sus tormentos. Ella está ahí para él, para acompañar al aviador en su próximo vuelo y, ojalá, para unírsele en un mañana mejor.
MyF: ¿Cuánto tiempo le llevó el diseño y cuánto la realización?
AS: El diseño una noche; la elaboración, una semana.
MyF: Su obra sostiene materialmente otra obra, el medallón de bronce realizado por la viuda de Saint-Exupery con la efigie del autor. Ella, la señora Consuelo, era latinoamericana, como nosotros, y salvadoreña, como usted. ¿Qué significa para usted el haber realizado esta estela?
AS: Yo nací en el país de Consuelo y vivo desde hace 19 años en Lyon, la ciudad natal de Saint-Exupéry: espontáneamente mis propias visiones se aproximan a las que han arado las vidas de ambos. Al igual que Consuelo, me enfrento a las costumbres y códigos de una sociedad dibujada de otra manera. Como ella, me esperan lecciones y arrepentimientos, alegrías y desilusiones. En este viaje, me siento en mi rol de artista y hombre para aportar mi fuerza y delicadeza a este medallón.
MyF: Esta obra suya, sosteniendo la obra de la señora Consuelo, se encuentra instalada en la, considerada por muchos, ciudad más artística del mundo, ¿qué significa esto para usted?
AS: Esta pregunta se la responde mi ego: Yo ya pasé a la Historia. No conozco a muchos artistas que posean una escultura en una plaza pública de París. Y los que lo hacen son grandes. Y de repente yo estaba situado en el lugar perfecto, en el momento perfecto cuando el proyecto se puso en marcha en el 2011. Habían otras propuestas y fue la mía la elegida. Es suerte, es talento, es trabajo, es sacrificio, es alegría. Los imperativos evidentes, me obligaban a ubicar mi obra en segundo plano, sin embargo, pienso que mi huella se transmite de manera coherente y elegante.
MyF: ¿Qué significa para usted esta obra en su conjunto en relación con la obra literaria de Saint-Exupéry, y con él como persona, como historia de vida?
AS: No sé qué responderle. Creo que todo se podría explicar con la ENORME satisfacción y orgullo que vi en los ojos de mi mamá cuando vino a visitarme a Francia y vio por fin la escultura. Fue mágico.
MyF: ¿Qué elementos distintivos del estilo de usted va a encontrar el visitante en esta obra?
AS: La cosmogonía maya, algo que el europeo no comprende.
MyF: El arte es algo universal, sin embargo, a veces, por más que uno quiera, no escapa a otros factores, entre ellos el geográfico-sociopolítico, ¿cómo logró ser usted quien realizase esta estela para ser situada en pleno París, un sitio en donde seguro tiene una gran cantidad de colegas? ¿Le significa algo desde el punto de vista de sus orígenes latinoamericanos y salvadoreños, y hacia su patria y su pueblo?
AS: Creo que mi trayectoria, mi responsabilidad y la calidad de mi trabajo ayudaron mucho. El reconocimiento de dichos aspectos por parte de la Embajada de El Salvador en Francia de esa época fue un elemento determinante en la elección de mi obra. Lo que no impide que Francia no deja de ver a Latinoamérica como un accesorio. Por una parte, las galerías no quieren arriesgarse con una obra lejana al marco de referencia artístico de los franceses, y, por otra, debido a la discontinuidad entre el pasado y el presente, nosotros mismos hasta ahora lo único que hemos proyectado de los mayas es información histórica, la misma que no deja de ser vista como un accesorio eventualmente turístico. Francia es una sociedad con códigos, costumbres y fronteras ideológicas diferentes a las nuestras, con una noción de integración social compleja e intrincada, financieramente onerosa. Cuando esos obstáculos son vencidos, se pueden hacer cosas grandes y bellas.
¿Es que por ser salvadoreño me siento orgulloso? No lo sé. Yo soy lo que soy gracias a El Salvador, pero también por culpa de El Salvador. Yo me fui de mi país huyendo de la extrema violencia y sobre todo por la falta de oportunidades en el campo del arte. Durante años mantuve una relación extraña con mi patria, una relación lejana y despreocupada. Y desde hace tres años me dedico a desarrollar un proyecto artístico participativo basado en las debilidades y las consecuencias de las políticas nefastas de los gobiernos de posguerra (1992 -2019) frente a las necesidades básicas de salud, educación y justicia de los salvadoreños: "De Rodillas, el legado sin Gloria".
Al final los demonios nunca nos abandonan.
MyF: Cuéntenos de su formación.
AS: Yo hice una carrera de Diseño Artesanal en El Salvador que no pude terminar por problemas «administrativos». Fue precisamente el último año de metales que no pude realizar. Aunque reconozco el valor de lo que ahí aprendí, el nombre de dicha universidad carece de importancia. Yo me formé como soldador en un taller de estructuras metálicas de mi amigo José, en la ciudad de Usulután.
MyF: A todos quienes tenemos la visión de que el metal solo tiene aplicaciones técnicas e industriales, ¿qué nos puede decir acerca de la aplicación artística del metal?
AS: La gente cree que el hierro es un material rígido, frío, incapaz de transmitir una emoción. Aunque utilizo otras técnicas, el acero es una de mis principales formas de expresión. En comparación con otros materiales, los mayas no desarrollaron el universo del metal y el hecho de trabajarlo, me convierte en un nuevo eslabón que garantiza la continuidad. Sin esta continuidad no se puede hablar de cambio. Al transformar los motivos de esta cultura ancestral, en un material inédito —el hierro— le aporto una dimensión moderna gracias a un juego sutil de líneas y transparencias; es así como pude inventar mi propio vocabulario gráfico, que me permite crear tanto objetos utilitarios como esculturas.
MyF: Por favor, envíe unas palabras a sus lectores de la Sociedad Mexicana de Fundidores A. C. en México.
AS: Cuando la imposibilidad de continuar mis estudios fue una evidencia, decidí viajar a Guatemala y, buscando terminar mi formación académica, vivir durante aproximadamente un año en México. Por cuestiones económicas y técnicas, estudiar no fue posible, pero la experiencia fue enriquecedora. Los salvadoreños y los mexicanos, como la mayor parte de latinoamericanos, compartimos una herencia de violencia aún palpable, una rabia destructora alimentada por el caos, la deuda, la muerte, el miedo y la pobreza, que desgraciadamente no dejan de crecer. Pero México, aunque ahogado por el narcotráfico y la corrupción, es uno de los pocos países de origen indígena, que ha logrado recuperar, valorar y engrandecer su propia cultura (culinaria, artesanal, histórica, visual, etc.), hasta convertirla en un verdadero Legado Universal. Eso yo lo respeto y lo envidio, pues El Salvador es más reconocido por el problema de las maras (pandillas) y las consecuencias desastrosas de nuestra guerra civil (1980 – 1992). Yo formo parte de una generación desencantada, la de los niños de la guerra. Hijo de Salvador Silis, miembro fundador de la Resistencia Nacional (RN), el brazo político de una de las 5 guerrillas marxistas al origen de la guerra civil en El Salvador a mediados de 1970, me tocó a partir de los 12 años ver cadáveres y buses quemados en la carretera a Usulután; o pasar noches en el piso mientras se desarrollaba la ofensiva “Hasta el Tope”; o estar encerrado en casa de mi abuelita cuando los militares salían en camiones buscando adolescentes para alistarlos a la fuerza en las filas del ejército («Andan agarrando» me acuerdo que decían); o ver mi casa en San Salvador saqueada por la Guardia Nacional; o vivir mudanzas cada determinado tiempo sin tener oportunidad de crear enlaces con mi entorno; o aceptar el temor permanente de que nos asesinaran o metieran presa a mi mamá a causa del compromiso político de mi papá, un héroe ante mis ojos, pero padre ausente al final… Me tocó vivir un silencio macabro, desconfiando del mundo exterior. La ciudad de México de alguna manera me abrió los ojos y me ayudó a confirmar la decisión de adoptar definitivamente el camino del arte para resolver, para empezar, mis desórdenes existenciales. Quisiera algún día poder vivir nuevamente en esas tierras de mezcal y enfrentarlas hoy, de manera diferente.
• Conozca más de la obra y los proyectos de Ahtzic Silis ingresando a https://www.ahtzic.com/
• Esta entrevista fue publicada originalmente en el número 245 de la Revista Moldeo y Fundición, editada por la Sociedad Mexicana de Fundidores A. C. Puede ponerse en contacto con ella a través de coordinacion.editorial@smfac.org.mx